Aunque
son cuestiones acerca de las cuales el hombre ha indagado bastante durante su
historia, la bioética es una disciplina relativamente nueva y su denominación
se la debe al oncólogo norteamericano Van Rensselaer Potter, quien lo utilizó
por primera vez en el año 1970 en un artículo que se publicó en la revista de
la Universidad de Wisconsin.
Se
conoce con el nombre de Bioética a aquella rama de la Ética que se ocupa de
promulgar los principios que deberá observar la conducta de un individuo en el
campo médico. Aunque, la bioética, no solamente se reduce o limita a entender
en lo que respecta al campo médico, sino que además suele entender, también, en
aquellos problemas morales que se suscitan en el transcurrir de la vida
cotidiana, extendiéndose entonces su objeto de estudio y atención hacia otras
cuestiones como ser el correcto y debido trato a los animales y al medio
ambiente, por ejemplo.
La
bioética se encuentra sustentada por cuatro principios: de autonomía,
beneficencia, de no maleficencia y de justicia.
Ø El de autonomía supone básicamente el respeto hacia todas
las personas, asegurándoles la autonomía necesaria para que actúen por si
mismas, es decir, como dueños de sus propias decisiones.
Ø El principio de beneficencia le señala al médico la obligación de
actuar siempre en beneficio de los otros, la cual asume inmediatamente de
convertirse en tal.
Ø El principio de maleficencia establece el abstenerse
intencionadamente de realizar acciones que puedan causar daño o perjudicar a
otros. Puede ocurrir en algunas circunstancias que en la búsqueda de esa
solución para el paciente se incurra en un daño, en este caso, entonces, no hay
una voluntad de hacer daño, el tema pasará por evitar perjudicar
innecesariamente a otros.
Ø El principio de justicia que implicará el brindar un trato igual
a todos para de esta manera reducir las desigualdades sociales, económicas,
culturales, ideológicas, entre otras.